Acepto el hecho de que mi curiosidad será lo que me va a
sacar de cada uno de mis problemas para meterme en dos.
Ocurre
que cuando la manera de hacer las cosas entra en debate, la historia tiene como
patrón el tomar caminos paralelos, entonces, por qué son tan distintos si salen
y apuntan al mismo lugar, me pregunto seguido. Resulta que la diferencia es
mucho más que una sola palabra, o la manera de interpretarla. El cerrarse de
mente a otro punto de vista suele ser la perdición para la convivencia; el
verdadero problema es, a mi parecer, que el cerrarse de mente es imposible en esencia.
Por mucho tiempo en serio creí que el gran desperdicio del mundo era tener más
de una manera “absoluta” de ver cualquier cosa, pensando un poco me doy cuenta
de que nunca ha sido el caso, ni siquiera en la forma de respirar hay absolutos.
Entonces
el por qué es tan complicado llegar a un acuerdo no tiene que ver con la
capacidad de entrar en otros zapatos, es menos complicado y más hermoso que
eso. Lo que me exenta de sólo ser una masa de carne andante es mi capacidad de
creer que estoy exento de serlo, eso debe significar que el secreto de cómo es que
puedo tejer mi red de ideales y pensamientos debe estar en un punto virtual de
mi pensamiento que sólo alberga ciertas cosas, las importantes.
Para mí,
eso refleja el hecho de que lo verdaderamente importante está en las raíces de
nuestro pensamiento; cuando difiere de una persona a otra lo natural es el
rechazo. Lo que parece verdaderamente correcto para un punto de vista puede ser
completamente erróneo para otro, y eso está bien. El día en que todas las personas empecemos
a compartir el mismo árbol de ideas, dejaremos de ser personas.
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